Protocolo nutricional para mitigar los síntomas del síndrome de fatiga crónica/encefalomielitis miálgica (SFC/EM)
Un protocolo nutricional para mitigar los síntomas del síndrome de fatiga crónica/encefalomielitis miálgica (SFC/EM) debe abordar las deficiencias nutricionales, reducir la inflamación, apoyar la función mitocondrial y mejorar el metabolismo energético.
Macronutrientes: Prioridades generales
Carbohidratos de bajo índice glucémico (40-50% del total calórico)
Objetivo: Mantener niveles estables de glucosa y evitar picos de energía seguidos de fatiga.
Fuentes: Verduras de hoja verde, brócoli, quinoa, batata, legumbres, avena integral, y frutas bajas en azúcar como bayas.
Grasas saludables (25-35% del total calórico)
Objetivo: Reducir la inflamación y proporcionar una fuente sostenible de energía.
Fuentes:
Ácidos grasos omega-3: Pescados grasos (salmón, sardinas), linaza, chía, y nueces.
Grasas monoinsaturadas: Aguacate, aceite de oliva virgen extra, y frutos secos.
Proteínas de alta calidad (15-25% del total calórico)
Objetivo: Apoyar la reparación muscular y la síntesis de neurotransmisores.
Fuentes: Pollo, pescado, huevos, tofu, tempeh, y proteína de suero o vegetales (para opciones suplementarias).
Micronutrientes clave
Coenzimas y antioxidantes mitocondriales
Magnesio (200-400 mg/día): Mejora la producción de energía y reduce calambres musculares.
Fuentes: Almendras, espinacas, semillas de calabaza.
Coenzima Q10 (100-200 mg/día): Imprescindible para la función mitocondrial.
Fuentes: Carne, pescado, y suplementos.
Ácido alfa-lipoico (ALA) (300-600 mg/día): Regenera antioxidantes como la vitamina E y el glutatión.
N-acetilcisteína (NAC) (600-1200 mg/día): Aumenta los niveles de glutatión.
Vitaminas del grupo B
B12 (metilcobalamina) (1000 mcg/día): Mejora la producción de energía y la función neurológica.
Fuentes: Carne magra, pescados grasos, lácteos fortificados.
B6 (piridoxina) (10-50 mg/día): Apoya la síntesis de neurotransmisores.
Fuentes: Plátanos, garbanzos, patatas.
B9 (folato activo) (400 mcg/día): Mejora la metilación y la función cognitiva.
Vitamina D (2000-4000 UI/día)
Objetivo: Modulación del sistema inmunológico.
Fuentes: Luz solar, pescados grasos, y suplementos.
Minerales esenciales
Zinc (15-30 mg/día): Reduce el estrés oxidativo y fortalece la inmunidad.
Fuentes: Ostras, semillas de calabaza, carne magra.
Selenio (100-200 mcg/día): Favorece la producción de enzimas antioxidantes.
Fuentes: Nueces de Brasil, atún, huevos.
Antioxidantes específicos
Vitamina C (500-2000 mg/día): Disminuye la inflamación.
Fuentes: Kiwi, pimientos, cítricos.
Polifenoles: Ayudan a combatir el estrés oxidativo.
Fuentes: Té verde (EGCG), cúrcuma (curcumina), arándanos, y cacao puro.
Estrategias adicionales
Hidratación adecuada
Agua pura (mínimo 2-2.5 litros/día) para prevenir la fatiga relacionada con la deshidratación.
Infusiones herbales con propiedades antiinflamatorias (manzanilla, jengibre).
Apoyo al sistema digestivo
Pro/prebióticos: Para mejorar la salud intestinal y disminuir la inflamación sistémica.
Fuentes: Yogur natural, kéfir, kimchi, kombucha.
Ritmo de comidas
Dividir el total calórico en 5-6 comidas pequeñas para evitar picos de energía y fatiga.
Suplementación personalizada
Suplementos de L-carnitina (500-1000 mg/día) para optimizar la oxidación de grasas.
Melatonina (1-3 mg antes de dormir) para mejorar el sueño reparador.
Este protocolo debe ajustarse individualmente y siempre bajo la supervisión de un profesional de la salud para evitar interacciones medicamentosas y asegurarse de que se cubran las necesidades específicas del paciente.
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