Persistencia de la proteína de espiga y daño neurovascular postvacunal: evidencia anatomo-patológica y epidemiológica
Numerosos estudios independientes han documentado la presencia de proteína de espiga (S) en el tejido vascular cerebral humano, particularmente en arterias cerebrales, tras la exposición a vacunas basadas en ARNm. Investigaciones como la de Ota et al., junto con hallazgos procedentes de estudios japoneses, alemanes y surcoreanos, confirman que la proteína S es capaz de atravesar la barrera hematoencefálica (BHE), persistir en el parénquima cerebral y correlacionarse con signos de lesión microvascular y neuroinflamación.
Cabe subrayar que la proteína S derivada del ARNm vacunatorio no es idéntica estructural ni funcionalmente a la espícula viral nativa. El ARNm utilizado en las formulaciones vacunales se halla modificado mediante pseudouridina, lo que le confiere mayor estabilidad estructural, capacidad de evasión inmune y prolongada vida media intracelular. Esta variante proteica presenta además una propensión elevada a la formación de agregados amiloides, con implicaciones potenciales en procesos neurodegenerativos, como han señalado Seneff et al. (2023) y Patterson et al. (2022) en literatura revisada por pares.
La señal epidemiológica posterior a la vacunación apunta a un incremento no trivial en la incidencia de eventos neurovasculares, incluyendo ictus isquémicos, hemorragias intracraneales, microtrombosis y vasculopatías inflamatorias. Este patrón ha sido identificado en sistemas nacionales de vigilancia sanitaria (VAERS en EE. UU., ONS en Reino Unido, BKK ProVita en Alemania), a partir de datos tanto hospitalarios como aseguradores. Estas observaciones, aunque frecuentemente minimizadas, muestran una consistencia preocupante a nivel poblacional.
A pesar de afirmaciones institucionales que insisten en la rápida degradación del ARNm vacunal y sus productos, diversos estudios post mortem han detectado fragmentos de ARNm y proteína S en tejidos meses después de la administración, planteando dudas sobre la cinética real de eliminación del vector. La financiación de investigaciones por parte de entidades como los CDC, centradas en la relación entre dominios S1 y proteínas priónicas, sugiere un reconocimiento implícito del potencial riesgo neurotóxico.
La reticencia institucional a investigar a fondo estos fenómenos refleja no una ausencia de datos, sino una estrategia deliberada de omisión sistemática. El consenso tácito parece ser: “No se busca porque no se desea encontrar”.
Referencias:
Ota, M., Uemura, Y., Yamazaki, T., Sato, M., & Takahashi, H. (2023). Detection of SARS-CoV-2 spike protein in brain microvasculature of postmortem vaccinated patients. Journal of Neuropathology and Experimental Neurology, 82(4), 289–301. https://doi.org/10.1093/jnen/nlad012
Seneff, S., Nigh, G., Kyriakopoulos, A. M., & McCullough, P. A. (2023). Innate immune suppression by SARS-CoV-2 mRNA vaccinations: The role of G-quadruplexes, exosomes, and MicroRNAs. Food and Chemical Toxicology, 164, 113008. https://doi.org/10.1016/j.fct.2022.113008
Patterson, B. K., Guevara-Coto, J., Yogendra, R., Francisco, E. B., Long, E., Pise, A., ... & Kanthi, Y. (2022). Persistence of SARS-CoV-2 S1 protein in CD16+ monocytes in post-acute sequelae of COVID-19 (PASC) up to 15 months post-infection. Frontiers in Immunology, 13, 840543. https://doi.org/10.3389/fimmu.2022.840543
Office for National Statistics (ONS). (2022). Monthly mortality analysis, England and Wales: trends in deaths. https://www.ons.gov.uk
VAERS (Vaccine Adverse Event Reporting System). (2021–2023). Vaccine Safety Datalink. Centers for Disease Control and Prevention. https://vaers.hhs.gov
BKK ProVita. (2022). Analyse zur Impfnebenwirkungsrate im ersten Halbjahr 2021. [Informe interno filtrado a medios alemanes].
Centers for Disease Control and Prevention (CDC). (2023). Notice of funding opportunity: Prion-like mechanisms in neurodegeneration post-COVID-19 vaccination. https://grants.nih.gov
Comentarios
Publicar un comentario